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Felipe y Juana |
Pero al ponerse en marcha la comitiva, hacen alto en Olías sin llegar a Toledo, por indisposición del Archiduque.
Hasta la mayoría de edad el Emperador Carlos I, pasa Illescas por las vicisitudes propias a su importancia, a más las alteraciones de aquella época, donde todavía figuraba como principal plaza fuerte cuando el alzamiento de las Comunidades.
Illescas fue de las primeras en seguirlas, pero no así el Alcalde de su Alcázar, Don Juan de Arias, que defendió con tesón a la corona, por lo cual, más adelante el Emperador le recompensó con el Condado de Puño enrostro.
A ellas perteneció Don Francisco de Guzmán, hijo de esta villa. Capitán de las Compañías de Padilla, con él peleó en la batalla de Villalar y, logrando huir, siguió guerreando en esta provincia a las órdenes de la viuda de Padilla y del Arzobispo Acuña.
Confiscados sus cuantiosos bienes, fue arrasada su casa y su solar sembrado de sal (costumbre de la época para que no creciese nada). En la casa que sobre éste se alzaba una lápida conmemorativa de tan noble personaje, la cual fue costeada íntegramente por suscripción popular.
Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo. (Antonio Gisbert |
En marzo de 1531 muere siendo enterrada en la catedral de Oporto, por no conceder el rey permiso para que sus restos reposaran en Villalar junto a los de su marido, como era su deseo.
Sus hazañas la hicieron famosa entre el pueblo castellano, que la llamó "la leona de Castilla".Una de las frases más conocidas de María Pacheco es:
María Pacheco de Padilla después de Villalar (1881). Lienzo de Vicente Borrás y Mompó |
”En una sociedad en la que la mujer era relegada a un segundo plano, María Pacheco supo hacerse un sitio, luchó y se hizo respetar liderando la causa comunera, siendo ejemplo de mujer luchadora y de principios.