sábado, 24 de noviembre de 2012

Arte destruido…mutilado y perdido…



 Tras fracasar la sublevación en Madrid, el orden público se ve gravemente resentido. El pueblo, gran protagonista del fracaso del golpe, toma el control en las primeras horas y focaliza su odio en la iglesia y en todo lo que recuerda a la España más tradicional. Esta destrucción, cuyas fotografías darán la vuelta al mundo, serán utilizadas en contra de la República y le restarán apoyos en el exterior.

Sta María del Mar -Barcelona


Milicianos asaltando Iglesias 

Milicianos Profanando tumbas
En Illescas cuentan que una gran fogata se formó en la que hoy es Plaza de Manuel de Vega, donde estaba el antiguo matadero, el abrevadero, y el “Pilar” que es como coloquialmente denominaban al lavadero. En esa hoguera gracias al odio y sobre todo a la ignorancia, ardieron obras de arte, documentos, y todo aquello que sirvió para azuzar la lumbre.
El Salvador del Mundo, talla del siglo XVI, desaparecida en dicha hoguera.

 Unos de los primeros en denunciar la gravedad de la situación y la necesidad de preservar el tesoro artístico español, será el escritor comunista y católico José Bergamín, desde la plataforma que le brinda la Alianza de Intelectuales Antifascistas, de la que es cofundador.

Al quinto día de guerra, Francisco José Barnés, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del Gobierno adopta la idea y ordena la creación de una Junta de Incautación, destinada a salvar el tesoro artístico español. Todos sus miembros son intelectuales, y artistas.
Su primera función, es visitar todos los palacios, mansiones, iglesias, etc... Que han ocupado los partidos y sindicatos. Las obras de valor son rápidamente retiradas, no sin problemas, pues las negociaciones, con los responsables de turno no siempre son fáciles.


Al mismo tiempo se pone en marcha un sistema rudimentario de propaganda destinado a concienciar al pueblo sobre la necesidad de conservar el patrimonio histórico artístico. En este sentido, los estudiantes de Bellas Artes realizan carteles alentando al pueblo a que conserve su patrimonio y se cuelgan por todas partes. Además, se reparten octavillas con la misma consigna.

 Sea por esto o por pura devoción, numerosos cuadros e imágenes son escondidas por sacerdotes, sacristanes, o por las propias gentes de los pueblos, salvaguardando así de la quema y la destrucción sus Santos Patrones y con ellos su cultura y su fé.

Las obras recuperadas son guardadas bajo la cúpula de la basílica de S. Francisco el Grande, y en el convento de las descalzas, situado en el centro de la capital, y a las dos semanas de su creación, la Junta trabaja ya a buen ritmo. Dispone de más medios y empieza a realizar la recogida de forma sistemática, elaborando catálogos y restaurando las piezas que así lo requieren. También se levantan actas de incautación y se elaboran fichas de cada pieza indicando la procedencia, el autor y la materia de la que tratan.

 Una nota anónima dirigida al director del Museo del Prado informa que en el municipio de Illescas se han escondido cinco cuadros del Greco en una cueva.
La Junta se desplaza para comprobarlo pero no hay forma de sacar nada en claro, y tras mentiras y alguna amenaza, solo obtienen la negativa de entregarlas.
El encargado de esta tarea fue el escultor Emiliano Barral que murió poco después victima de la guerra.

Parece ser que llegados a Illescas, con las milicias armadas, pues no se sabía si iba a ver una fuerte resistencia popular al traslado de las obras de Arte, un miliciano comenzó a protestar. “mira que tener que estar aquí, salvando cuadros de curas y vírgenes, en vez de estar en el frente matando fascistas”, evidentemente su nivel cultural no pareciera muy alto. Dirigiéndose Emiliano a él, cuentan que le dijo, “Pero no protestes hombre, no ves que estos cuadros son de El Greco”, a lo que el miliciano cambió el semblante y contestó: “Ah, bueno, si son de un camarada de acuerdo, por un camarada lo que sea”.

Esta anécdota que nos puede parecer jocosa o graciosa, nos da idea de lo difícil que fue luchar en una guerra en que se mezclaban la violencia, la incultura, la miseria, la explotación, en suma, de los pueblos y las gentes.

Volviendo al traslado de los lienzos, fue necesario para vencer las reticencias, llevar al propio alcalde de la Villa, junto con los dañados lienzos a los sótanos del Banco de España, donde , en presencia de periodistas, se le hace entrega de la llave de la caja fuerte en que se depositan.

Embalaje de los cuadros.




Cuando a Illescas llega el avance Nacional y su alcalde desaparece con la llave, se abre la caja y se descubre que los grecos están muy dañados por la humedad que produce el río subterráneo que corre por debajo del Banco.

Estado de la anunciación tras haber estado en los sótanos del banco de España.
Proceso de restauración de la Natividad

Estado de S. Ildefonso, se puede apreciar el óvalo del marco con el que lo conocemos habitualmente.
La Junta los restaura y concluye, en contra de algunas propuestas, que las cámaras del Banco de España no son un buen lugar para guardar las obras.

Quizás fué el mejor conservado de los cinco. ( se aprecia en la fotografía la tapa que lo cubrió durante su estancia en los sótanos del Banco de España.
Sea como fuere, los cuadros volvieron a su procedencia original, pero cuantas obras más se quedaron por el camino???? Aquí en Illescas además de las tallas del Greco, entre otras las de Isaías y Simeón              ( 1603.1605) se perdió la talla del Salvador del Mundo y numerosos documentos, seguramente de valor incalculable, no solo monetariamente hablando si no por la importancia histórica que tuvo nuestro pueblo y del que poco o nada queda para corroborarlo. 

Talla y capilla de S.Simeón, obra del Greco y destruida en la Guerra Civil.

Talla y Capilla de S. Isaías, obra del Greco y destruida en la Guerra civil.



“Junto a la verdad, el arte es una de las primeras víctimas colaterales en todas las guerras”. 

By Jota.






viernes, 7 de septiembre de 2012

Silos, fosas o pozos…???




Haciendo un inciso en mi búsqueda de antiguos y olvidados artículos sobre este pueblo nuestro, me he permitido pedir prestado a un gran amigo amante de la historia, unas fotografías tomadas en la zona denominada “la Veredilla”, esto a sido por que al visitar este verano un enclave arqueológico magnifico, en la costa gaditana, en concreto la ciudad romana de Baelo Claudia, en Bolonia, cerca de Tarifa, sentí la curiosidad al ver unos silos, o fosos esculpidos en las piedras de las mismas características, que estos de la Veredilla.

Silos de la Veredilla Illescas
Mi memoria es frágil, como decía mi admirada Gloria fuertes, “no tengo memoria soy inteligente a secas”, pero me dio por pensar que esto lo había visto yo en otras ocasiones, y cuando he regresado a casa, he mirado entre mis numerosos archivos y apuntes, y me he topado con unas cuantas hipótesis sobre otros emplazamientos con “hoyos” de parecidas características.
Silos de la Veredilla Illescas
Así pues ,como podemos apreciar en las fotografías, nos encontramos ante un yacimiento de “silos”, cuya disposición, planta y profundidad son comunes a otros asentamientos, tradicionalmente conocidos como de “fondos, basureros o fondos de cabañas”.
Tratemos de pensar en aquellas gentes que hicieron estas excavaciones en la tierra para almacenar alimentos por ejemplo (es una de las hipótesis), en el como se les ocurrió hacerlos circulares, y sobre todo sin remozarlos de ninguna capa de arcilla o brea que los preservase de humedades y roedores.
Silos de la Veredilla Illescas.
Con esta pregunta me di cuenta de que cabía otra posibilidad, repasando mis apuntes sobre enterramientos en la antigüedad, de esta manera me acordé de una tinaja que se conserva en el museo arqueológico de Madrid, sobre enterramientos “Argaricos”, estos enterramientos denominados así por su primer descubrimiento en el poblado de “El Algar” en Almería, se caracterizan por el uso de la práctica de inhumaciones individuales, en cistas primero y en grandes vasijas después.
Enterramiento Argarico, Museo Arqueológico de Madrid.
En ocasiones estos enterramientos incluyen a dos incluso tres personas de una misma familia en la misma cista, y con frecuencia se hallan elementos de ajuar junto a los cadáveres. Ocasionalmente se han hallado asimismo enterramientos exclusivamente de objetos personales, sin que se descubra ningún cadáver, lo que parece indicar que por alguna razón no pudo ser recuperado este último para su inhumación, es característico también de esta cultura, “argárica” practicar los enterramientos en el suelo interior de la vivienda familiar, sellando la cista con una gran piedra, cubriéndola posteriormente con arena para sellar el enterramiento y dar uniformidad al suelo de la vivienda.

Esta hipótesis, se podría descartar con respecto a los silos de la Veredilla por dos factores importantes, la falta de piedras, que sirviesen como cista, y sobre todo la falta de Vasos coniformes o tinajas, que contendrían los restos si los hubiese.
Enterramiento Argárico sin vasija receptora.
Es aquí donde mi imaginación de escritora me juega una mala pasada y comienzo a pensar… tal vez, las piedras fueron removidas, de sus posiciones hace siglos, en el afán de los pueblos de encontrar materias primas cercanas a la villa que se estaba formando ,que no es otra que Illescas, estas cistas, pudieron ser los pilares de muchas viviendas, o de muchos hogares, si me apuras, pudieron ser pulidas ( si eran de granito) para ornamentar alguna plaza popular, pero claro eso solo es una quimera.
Escalones y piso de piedra, antiguas
También falta el elemento principal que sería el vaso receptor del cuerpo enterrado, pero también si el pasar de los siglos dio a nuestros antepasados con ese hallazgo, de esta manera, pudo ser que se utilizasen en la villa, dichas vasijas para almacenamiento de víveres, aceites y vino, pues es sabido que en Illescas, se han encontrado gran cantidad de estas vasijas, en cuevas y subterráneos, conservándose algunas como ornamento en parques y jardines.
Todo esto desde mi imaginación que me juega malas pasadas en ocasiones.
Tinajas antiguas en la actualidad destinadas a ornamento.
 Llegamos a la conclusión del que el tipo de hábitat, agujeros de planta generalmente circular excavados en el terreno natural es un tipo muy característico en diferentes periodos cronológicos, si la cultura Argar, se encuadra dentro de la edad de bronce, y sus principales hallazgos están en el suroeste peninsular, abarcando un territorio que ocuparía íntegramente las actuales provincias de Almería y Murcia, así como buena parte de las provincias limítrofes Alicante, Albacete, Jaén y Granada, no son los únicos restos documentados, ya que se conservan restos del nivel de ocupación en otros enclaves más cercanos a nuestro pueblo, como es el caso de “Las Quebradas”, que fue hallado por las obras de ampliación del aeropuerto de Barajas, que se compone de “silos de almacenaje y una cabaña” se le atribuye culturalmente al periodo denominado “Bronce Pleno” ( 1500 al 1200 a.C.)
Yacimiento de las Quebradas ( Barajas).
Este yacimiento se encuentra ubicado en la margen derecha del río Jarama, sobre una ligera elevación sobre el llano característico y predominante de la vega de este río.
Yacimiento de La Villeta Ciudad Real.
Yacimiento en las obras de la autovía Pamplona-Logroño
Campos de Silos en Alcalá del Río.

A si pues, las hipótesis son dos, o enterramientos o almacenaje de excedentes agrícolas, pero puede haber una tercera…

En mi visita a la ciudad romana de Baelo Claudia, al observar la zona que los arqueólogos han denominado como “los restos de las instalaciones para la fabricación del garum”.( salsa a base de pescados, vinagre y especias, muy valorada en la alta sociedad de Roma) pude apreciar, los “hoyos” destinados a contener, las grandes ánforas, que una vez elaborada la preciada salsa, se metían en tierra cerca de la playa donde descansaban hasta su exportación en Roma.
Factoría de Garum, Baelo Claudia.

Se pueden apreciar los silos circulares donde metían las ánforas.
Que los romanos aparecieron por nuestras tierras no es nada nuevo, el yacimiento de Carranque , Orgaz, la Pueblanueva o Talavera, nos lo confirman. Así pues, si los romanos de la costa, usaban estos silos para enterrar las ánforas que contenían el valioso afrodisíaco, pudiera ser que los romanos asentados en estas tierras, hiciesen lo  mismo para llenar esas ánforas de aceite, vino o cereal,  hasta el momento de su exportación o utilización. Sería de estas tres hipótesis la más lógica, al ser nuestra villa desde tiempos inmemoriales, camino de paso para numerosos comerciantes, que cruzaban la meseta.¿...?
Silos romanos para el almacenaje de agua en Torre de´n Galmés- Menorca
Silos Íberos en Ullastret -Sitges

Silos Paleocristianos en Bobadilla baja- Jaén
 Como he dicho antes, estas tres hipótesis sobre los silos de la veredilla solo son fruto, de una imaginación de escritora, de mucha documentación acumulada y sobre todo de un profuso amor por la historia, con todo lo visto, se llega a una conclusión, estamos ante un grupo humano con una economía predominantemente agrícola, la existencia en los alrededores de piezas cerámicas de gran tamaño, tradicionalmente relacionadas con el almacenaje de excedentes de alimentos, así nos lo confirman, nos es indicativo también de un superávit en la producción, y su almacenaje para consumo a medio y largo plazo, sería una prioridad.
Esquema de los Silos de Gallipienso- Navarra
En cuanto a la cronología del yacimiento, actualmente tan sólo nos podemos basar en paralelos por similitudes de la cultura material con los estudiados en otros yacimientos. Por el conjunto de los restos cerámicos encontrados, etc… esto permite a los arqueólogos y estudiosos establecer una relación directa con otros yacimientos en la Meseta, (vega del Manzanares, Jarama, Guadalajara, Cuenca, Soria etc…) incluso los muy conocidos y antes mencionados de la Meseta Sur y Andalucía.

Silos cerámicos para almacenamiento de grano en el yacimiento de Costamar, ( museo de Atenas)

A mi personalmente me a servido, para repasar un poco de historia, averiguar algunos datos, visitar unos enclaves maravillosos y pasar un buen rato, uniendo dos de mis pasiones, la historia y la escritura.

Gracias mil a mi amigo Juan, un Sagreño saleroso donde los haya, por su buena opinión sobre mi persona, y por su apoyo constante a mi humilde labor.

martes, 31 de julio de 2012

Monumentos y Recuerdos




En mi afán de buscar y sacar a la luz aquellos artículos que en su día se escribieron sobre nuestro pueblo, he topado con un ejemplar de la revista “La Ilustración Española y Americana” cuyo número del 22 de febrero de 1903 (hace la friolera de 109 años). Traía un magnifico artículo con seis estupendas fotografías (sobre todo para la época), de nuestro patrimonio cultural.

El artículo en cuestión está firmado por Enrique Serrano Fatigati (1845-1918) físico, químico y termodinámico, conocido por sus publicaciones de 1870 que intentó esbozar una teoría unificada de la naturaleza y la sociedad.
Autor de diversos libros sobre química, y biología, entre sus títulos “Sentimiento de la naturaleza en los relieves medioevales españoles” y “Datos para la historia del arte. Portadas artísticas de monumentos españoles”.
Las fotografías están realizadas por A. Antonio Canovas del Castillo y Vallejo, también llamado Dalton Kaulak, (1874-1933) sobrino del político del mismo nombre, fue abogado y ocupó varios cargos públicos, antes de dedicarse a la fotografía, llegó a ocupar diversos puestos en los ministerios de Gobernación y de Gracia y Justicia de España, y fue también diputado en Cortes por Cieza y Gobernador Civil de Málaga. También ejerció la crítica artística, ya que dirigió “La Correspondencia de La España Ilustrada”. Fue también pintor bajo las enseñanzas de Carlos de Haes firmando sus obras como “Vascano”.
Esta es la única fotografía que he podido encontrar del  artista en fotografía, es el que está en la  parte de atrás con bonete, gracias a:  http://www.asturiaspordescubrir.com/
 Ante tamaño “tándem”  os podréis imaginar, la dimensión del artículo en cuestión, las fotografías son magnificas, y de una clara nitidez a pesar de los años, que están en papel de periódico y de que las vemos en una pantalla de ordenador.

Paso a transcribir parte del contenido del Artículo.

“Sobre campos de “pan llevar” (se supone que significa campos donde se cultiva el cereal). Y próxima a la vía férrea, se extiende la villa toledana de este nombre, con sus monumentos, sus recuerdos históricos, sus novelescas tradiciones y sus escenarios clásicos.
No abundan en ella las ruinas de grandes construcciones antiguas, ni se repiten en sus barriadas los signos de decadencia, el aspecto que hoy tienen debía de ser también su aspecto cuando descansaba en una de sus posadas “Tirso de Molina”. No es una ciudad que “ha venido a menos”, y si una población estadiza, permitiéndonos apreciar por comparación la magnitud del desarrollo de las demás desde el periodo en que cesó su movimiento hasta la plenitud de la vida moderna”.
(El autor viene a decir que en aquella época, Illescas era una villa que se había quedado estancada casi en el medievo, sus gentes y costumbres no difieren en aquel entonces, de cuando la visitaban reyes, pintores y poetas).
Atesoró en los tiempos pasados más riquezas literarias depositadas allí por príncipes o escritores, que productos positivos de los campos bien cultivados o de la industria humana. Enfrente de los pueblos que ya por entonces aumentaban con el comercio o el trabajo su fuerza y su poder, caracterizaba a las comarcas de este centro de España el enlace intimo de las mismas virtudes con iguales defectos que observamos en nuestros días, menos nótalo quizá en las antiguas, que en la época actual. Por eso es tan difícil formarles otro ambiente.

    Destacase desde lejos sobre el caserío la torre de su parroquia, y en sus diferentes cuerpos se reconoce esa reunión de elementos decorativos, de dibujos y tracerías, ( Tracería:Decoración arquitectónica formada por combinaciones de figuras geométricas).de arcos de diversos radios y combinaciones que dan su carácter peculiar al interesante arte de ladrillo de la comarca.
     Apreciase en ella de lujo a alto la sucesión de la sencilla construcción que la sirve de base; de una zona con arquitos cruzados, simplemente ornamentales, de ventanas con doble arquivolta( arquivolta: Conjunto de molduras que decoran un arco en su paramento exterior vertical, acompañando a la curva en toda su extensión y terminando en las impostas) en herradura o levemente apuntada; de otras mas altas con ojiva túmida ( ojiva túmida: Arco o bóveda más ancho hacia la mitad de la altura que en los arranques) y angrelado; de nuevas series de arquillos decorativos y de huecos también angrelados por donde emiten su voz las campanas. Su tipo es el de la torres llamadas mudéjares y lo mismo las líneas generales que su  ornamentación la colocan al lado de las construidas en el siglo XV. Esto al menos, de lo que puede decirse aceptando las doctrinas todavía imperantes; pero la arqueología sufre en nuestros días tan profundas transformaciones y sometidos a severo análisis se modifican uno tras otro, tantos principios que antes se tenían por evidentes, que la más elemental prudencia aconseja emitir solo los juicios a titulo de hipótesis.
Me llama poderosamente la atención el "bosquecillo" de Olmos, que está detrás de la foto, y que lamentablemente ya no existe.

(Esto nos da a entender que a pesar de los años transcurridos, la arqueología, solo se puede mantener la mayoría de las veces como hipótesis pues no se ponen de acuerdo ni en las fechas, ni en nada. La humanidad que no cambia.)
Este campanario es muy bello, y bello también es, á su modo, el interior de la iglesia, de estilo fácilmente reconocible en nuestras figuras, aunque impurificado por una serie de retoques y cambios que no se aprecian bien en ella. Corona de ramajes estilizados, que no merecen llamarse cardinas,  (cinta continua decorada con elementos vegetales, entre los que destaca la hoja de cardo) y Ángeles tenantes de jarrones con azucenas decoran los anillos que funcionan como capiteles en las secciones de unión de los fustes cilíndricos, gruesos o delgados, con el arranque de los arcos. Las Bóvedas son casi todas de crucería del siglo XVI.
    Dos capillas llaman más que las restantes la atención del viajero, la primera de la nave del evangelio por singularidades de construcción, que estudió ya hace algún tiempo nuestro docto amigo. D. Vicente Lamperez; la colateral del mismo lado, que es donde pone la fe del pueblo la tradicional aparición del ángel a Alfonso VIII. Aquélla corresponde a la parte más antigua del templo y debió ser fabricada en el curso del siglo XIII, nada queda en la segunda para evocar la severa reprensión dirigida por el mensajero celeste al monarca, obteniendo un sincero arrepentimiento y al olvido de sus impuros amores al cual fue debido si se ha de dar crédito a la leyenda el glorioso triunfo de las Navas.
El arte y la literatura andan muy divorciados en la mayor parte de los monumentos de Illescas, y no presenta el primero escenarios apropiados á las ficciones ó realidades de la segunda. Tres pequeñas lápidas del siglo XIV, con el tetramorfos en los ángulos y delicada ornamentación en sus flancos, se unen al carácter de la torre y algún elemento más para mostrar que á fines de la decimocuarta centuria se exaltó la piedad de los vecinos a favor de su iglesia y éste es precisamente el período de que nada se cuenta.


Llegados a este punto y puesto que el artículo es bastante extenso, hago un inciso y os invito en próximas fechas a seguir descubriendo, todo aquello, que en algún tiempo pasado, llamó la atención de cuantos por aquí se pasearon. Y aunque el escritor dice que hay periodos en el que nada se cuenta, trataremos de que no vuelva a pasar y de que nuestro pueblo no caiga en el olvido.
 Gracias por vuestro apoyo.



domingo, 24 de junio de 2012

La Calle de la Quemada.




Hoy antes de dejaros mi nuevo “descubrimiento” sobre la pasada historia de nuestro pueblo, tengo que daros las gracias a todos los que anónimamente pasáis por este espacio, sin dejar constancia de ello, esas muestras de apoyo aunque anónimas y silenciosas, me hacen cada día continuar en esta “empresa” que me propuse.
Como no, un cariño especial a mis amigos de más allá del atlántico, y a los que aquí cerca promocionan mi página en sus tertulias y reuniones y también a los amigos, que teniendo en sus blogs más de 4.000 seguidores, se toman un tiempo para dedicarlo al mío. Muchas gracias a todos.

Bueno y ahora, os traigo una leyenda Mexicana , que si bien a lo mejor no tiene nada que ver con nuestro pueblo la protagonista y su padre, al menos eran  españoles y oriundos de “la Villa de Illescas”.

Calle de la Quemada, la iglesia de Jesús María al fondo.
La leyenda está cargada de amores, duelos, espadachines y sacrificios cruentos, como nuestras “Leyendas de Becquer”, el acero en callejones oscuros, la sangre en el empedrado, el sacrifico de la dama virgen, etc…

Al igual que en la “Vieja España”, en la Nueva España, o lo que es lo mismo en los países de Latino America, los nombres que tomaron sus ciudades, pueblos, calles, puentes y callejones, se debió principalmente a sucesos ocurridos en las mismas, a los templos o conventos que en ellas se establecieron o por haber vivido y tenido sus casas personajes, caballeros ilustres, capitanes famosos por sus hazañas o gente de alta alcurnia en general.
La calle de “La Quemada”, que hoy lleva el nombre de 5ª. Calle de Jesús María, según nos cuenta esta trágica leyenda, tomó precisamente ese nombre debido a los sucesos  acontecidos en dicha calle a mediados del Siglo XVI

“Cuéntase que en esos días regía los destinos de la Nueva España don Luis de Velasco I., (después fue virrey su hijo del mismo nombre, 40 años más tarde), dicho caballero reemplazó al virrey don Antonio de Mendoza enviado al Perú con el mismo cargo. Por esa misma fecha vivían en una amplia y bien fabricada casona don Gonzalo Espinosa de Guevara con su hija Beatriz, ambos españoles llegados de “la Villa de Illescas”, trayendo gran fortuna que el caballero hispano acrecentó en la Nueva España con negocios, minas y concesiones. Dicen las viejas crónicas desleídas por los siglos, que si grande era la riqueza de don Gonzalo, mucho mayor era la hermosura de su hija.
Beatriz contaba con veinte años de edad, cuerpo de graciosas proporciones, ojos verdes, rostro hermoso y de una blancura de azucena, enmarcado en abundante y sedosa cabellera negra que le caía por los hombros y formaba una cascada de rizos hasta la espalda. (Mismamente como todas las Illescanas, en eso no hemos cambiado jejejeje).


Decían en ese entonces, que su grandiosa hermosura, corría pareja con su alma, toda bondad y dulzura, pues gustaba de amparar a los enfermos, curar a los apestados y socorrer a los humildes por los cuales llegó a despojarse de sus valiosas joyas en plena calle, para dejarlas en esas manos temblorosas y anémicas.
Con todas esas cualidades, de belleza, alma generosa y noble cuna a lo cual se sumaba la inmensa fortuna de su padre, lógico es pensar que no le faltaron galanes y pretendientes que comenzaron a requerirla en amores para posteriormente solicitarla como esposa. Muchos caballeros y nobles galanes desfilaron ante la casa de Doña Beatriz, sin que esta aceptara a ninguno de ellos, por más que todos eran buenos partidos para efectuar un ventajoso matrimonio.
Pero el destino quiso, que llegara aquel caballero, que le tenía predestinado como compañero y esposo, en la persona de don Martín de Scópoli, Marqués de Piamonte y Franteschelo, apuesto caballero italiano que se prendó de inmediato de la Beatriz y comenzó a pretenderla no con tiento y discreción, sino con abierta locura. (Los italianos son así, no han cambiado mucho en verdad).

Cuentan que fue tal el enamoramiento del Marqués, que plantado en mitad de la calle donde estaba la casa de la joven, o cerca del convento de Jesús María, se oponía al paso de cualquier caballero que tratara de transitar cerca de la casa de su amada. Por este motivo no faltaron altivos caballeros que contestaron con hombría ( es decir machitos, que cruz, de esos tampoco faltan ahora) a la impertinencia del italiano, sacando los aceros. Muchas veces bajo la luz de la luna y frente al balcón de doña Beatriz, se cruzaron las espadas del Marqués de Piamonte y los demás enamorados, siempre resultando vencedor el italiano. (Desde luego que poco tacto con la amada, sin dejarla dormir toda la noche dale que te pego con las espaditas, en fin).

Cuando al amanecer, pasaba la ronda por esa calle, siempre hallaba a un caballero muerto, herido o agonizante a causa de las heridas que produjera la hoja toledana del señor de Piamonte. Así, uno tras otro iban cayendo los posibles esposos de la hermosa dama de la Villa de Illescas.
Doña Beatriz por su parte, amaba intensamente a don Martín, por su apostura y galantería, por las frases ardientes de amor que le había dirigido y las notas respetuosas que le hizo llegar por manos y conducto de su ama, supo lo de tanta sangre corrida por su culpa y se llenó de pena y de dolor por los hombre fallecidos y por la celosa conducta del caballero de Piamonte.

Una noche, después de rezar ante la imagen de Santa Lucía, (virgen mártir que se sacó los ojos para ofrecerlos a su enamorado) tomó una terrible decisión destinada a lograr que don Martín de Scúpoli Marqués de Piamonte y Franteschelo dejara de amarla para siempre.

Al día siguiente, después de arreglar ciertos asuntos que no quiso dejar pendientes, como su ayuda a los pobres y medicinas y alimentos que debían entregarse periódicamente a los pobres y a los conventos, despidió a toda la servidumbre, después de ver que su padre salía con rumbo a la Casa del Factor. (Casa del Juez). Llevó hasta su alcoba un brasero, colocó carbón y le puso fuego. Los brasas pronto reverberaron en la estancia, el calor en el anafre se hizo intenso y entonces, sin dejar de invocar a Santa Lucía y pronunciando entre lloros el nombre de don Martín, se puso de rodillas y clavó con decisión, su hermoso rostro sobre el brasero. (La muchacha bruta donde las allá, en fin, eran otros tiempos).
Crepitaron las brasas, un olor a carne quemada se esparció por la alcoba antes olorosa a jazmín y almendras y después de unos segundos, doña Beatriz pegó un grito espantoso y cayó desmayada junto al brasero.
Quiso Dios, la suerte o el destino, que acertara a pasar por allí el fraile  mercedario Fray Marcos de Jesús y Gracia, quien por ser el confesor de la joven, entró corriendo a la casona después de escuchar el grito tan agudo y doloroso.
Encontró a doña Beatriz aún en el suelo, la levantó con gran cuidado y enseguida le colocó hierbas y vinagre sobre el rostro quemado, al mismo tiempo que le preguntaba qué le había ocurrido.
Y la joven que nunca mentía y menos a su confesor, le explicó los motivos que tuvo para llevar a cabo tan horrendo castigo, Terminando por decirle al monje que esperaba que ya con el rostro horrible, don Martín, no la vigilara, que dejaría de amarla y los duelos en la calleja se terminarían para siempre.

El religioso fue en busca de don Martín y le explicó lo sucedido, esperando también que la reacción del italiano fuera en el sentido en que doña Beatriz había pensado, por no fue así. El caballero se fue a toda prisa a la casa de su amada, a quien halló sentada en un sillón sobre un cojín de terciopelo carmesí, su rostro cubierto con un velo negro que ya estaba manchado de sangre y carne quemada.
Con sumo cuidado le descubrió el rostro a su amada y al hacerlo retrocedió horrorizado, se quedó atónito, apenado, mirando la cara hermosa y blanca de doña Beatriz horriblemente quemada. Bajo sus antes arqueadas y pobladas cejas, había dos agujeros con los párpados chamuscados, sus mejillas sonrosadas, eran cráteres abiertos por donde escurría sangre y los labios antes bellos, carnosos, dignos de un beso apasionado, eran una rendija que formaba una mueca horrible. (También me podía haber ahorrado este párrafo tan explicito,  pero forma parte de la leyenda).

Con este sacrificio, doña Beatriz pensó que don Martín iba a rechazarla, a despreciarla como esposa, pero no fue así. El marqués de Piamonte se arrodilló ante ella y le dijo con frases llenas de ternura, que la amaba, no por la belleza física, sino por todas las cualidades que adornaban a la joven, sus cualidades morales, la bondad, generosidad, nobleza… El llanto cortó sus palabras y ambos lloraron de amor y ternura.
Así en cuanto llegó el padre de la joven, el italiano le pidió la mano de su amada       (que después del disgusto que se llevaría el pobre hombre, con lo de la quemadura, alguna alegría tenía que tener).
La boda de doña Beatriz y el Marqués de Piamonte se celebró en el templo de “La profesa”, y fue el acontecimiento más sensacional de aquellos tiempos. Don Gonzalo de Espinosa y Guevara gastó gran fortuna en los festejos y por su parte el Marqués de Piamonte regaló a la novia vestidos, alhajas y mobiliario llevados desde Italia.
Templo de La Profesa.
Claro está que doña Beatriz al llegar ante el altar se cubría el rostro con un tupido velo blanco, para evitar la insana curiosidad de la gente (el cotillismo es la enfermedad más antigua que se conoce) y cada vez que salía a la calle, sola al cercano templo a escuchar misa o acompañada del esposo, lo hacía con el rostro cubierto por un velo negro.
A partir de entonces, la calle se llamó “Calle de la Quemada”, en memoria de este acontecimiento que ya en forma de cuento, o de leyenda, han repetido varios autores, siendo estos datos los auténticos, pues obran en polvorosos documentos. (Y yo los he sacado de Internet, donde varios blogs, los constatan).

Espero que esta no sea la única leyenda, que pueda traer a estas páginas pues estoy segura de que hay cantidad de ellas, que duermen olvidadas, en recónditos rincones, en oscuras bibliotecas y mohosos desvanes, poco a poco, haremos que vean la luz.


miércoles, 6 de junio de 2012

Illescas más allá del Atlántico II




Hace tiempo que no hacía una nueva entrada en este blog, dedicado a la pasada historia de mi pueblo,  un poco de apatía y un mucho de trabajo acumulado en otras cuestiones me lo han impedido, pero no obstante, sigo investigando, buscando y descubriendo cada día cosas sobre Illescas.
En una entrada anterior,  hablé de Illescas distrito de La Florida, en Uruguay, y de cómo los niños de su humilde escuelita se aplicaban en todas las materias, aún sin tener las mismas instalaciones y recursos que nuestros hijos, con recortes incluidos. Y es que no hay nada mejor que mirar, al que apenas tiene, para comprender lo mucho que a nosotros nos sobra.
Pero no me quiero liar con filosofías moralistas, allá cada cual con su conciencia, hoy, traigo otro Illescas,  el de S. Luis de Potosí, en México, gracias entre otros a la colaboración desinteresada de mi amiga Paty Muños, que me ha mandado numerosas fotografías, y me ha hablado de este rincón, del mundo que lleva el nombre de nuestro querido pueblo.

La localidad de Illescas está situada en el Municipio de Santo Domingo (en el Estado de San Luís de Potosí). Tiene 1658 habitantes, y está a 1940 metros de altitud. El territorio donde ahora se encuentra  asentado, fue habitado en la antigüedad por “Cuachichiles” o “ Guachichiles”,.en el siglo XIII D.C. 

Las Crónicas y antiguas referencias no registran ninguna entrada de misioneros religiosos en el siglo XVI. Siendo a mediados del siglo XVII cuando aquí se trazaron los linderos de dos enormes haciendas; “Sierra Hermosa” e “Illescas”, que es donde en la actualidad está ubicada la jurisdicción de Santo Domingo. Su fundador fue D. Ignacio Colunga Dávila,  (excombatiente del ejército “trigarante “o de las tres garitas, 1820-1821, durante la independencia de México) erigió el municipio en 1857.
La historia nos cuenta, que los aborígenes que poblaron estas tierras, llegaron al altiplano potosino en el siglo XIII DC. Se dice que con motivo de la destrucción de “Tula” la gran metrópoli “Olteca” ubicada en el norte de la actual ciudad de México, cuyos habitantes se dispersaron por diferentes rumbos. 


Los “Guachichiles”, descendientes de ellos fueron los pobladores salvajes y nómadas de esta región. Sus costumbres las descubrió en 1571 Gonzalo de las Casas, autor del texto “Guerra de los Chichimecas”.
En el año 1550 los “Guachichiles” apoyaron sus asaltos a los traficantes de Zacatecas, por los caminos de San Felipe o Las Bocas, y aún asaltando poblaciones  y misiones recién fundadas como Maconí,( Término de Cadereyta de Montes en el Estado de Querétaro Arteaga) o San Juan Tetla, (Distrito de San Lorenzo Chiautzingo ) donde robaban, mataban e incendiaban dejando desolación a su paso.
(Mismamente como cualquier tribu, o cualquier país de antes o de ahora, en eso se ha cambiado poco… sigo que me “disperso”).

La zona donde ahora está Santo Domingo como dije antes no mereció en el siglo XVI que llegaran los misioneros de ninguna orden religiosa como lo habían hecho en otros lugares del territorio potosino. Las crónicas y antiguas referencias de aquella época no registran ninguna entrada religiosa en esta región, no hubieron frailes ni visitas ni doctrinas.
Circunstancias de todo orden debieron de haber motivo de esto, pero el hecho cierto es que ni siquiera se habla de esta época, de algún intento de cristianización, así que ello motivó que el amplio territorio , el de mayor extensión del Estado Potosino, haya sido en todo el siglo XVI tan solo un olvidado horizonte salvaje.

La entrada española llegó aquí por el Sur, por la zona donde ahora son los distritos de Salinas y Villa de Ramos. Quienes entraron por ahí fueron conquistadores y mineros procedentes en su mayoría de las minas de Zacatecas.
Terminada la “Guerra del Gran Tunal “(1550-1590) un alud de soldados conquistadores ávidos de riquezas y aventureros de toda calaña invadieron la “ Guachichila”, la mayoría iban de paso, algunos se avecinaron en esta zona. Así fue como comenzó el asentamiento del rancho que fue en sus orígenes la hoy ciudad de  “Santo Domingo”.

La codicia de los esclavistas no llegó hasta el norte del municipio de Santo Domingo, allá era tierra inhóspita, sin lagunas saladas para el ganado, ni minas; sólo el interminable horizonte salvaje, donde dominaban aún los indios “ Bozales” tribu Chichimeca indómita, cuyo centro era la ranchería “ El Bozal” que todavía existe situada en el ángulo que forman los límites del municipio Catorce y el estado de Zacatecas.
Durante la guerra de la Independencia realmente poco sufrió  Santo Domingo porque la poderosa hacienda de Sierra Hermosa mantenía, con sus peones y rancheros un numeroso y fuerte resguardo de caballería bien armada.
Este territorio de Santo Domingo, era punto de convergencia de las jurisdicciones de las siguientes poblaciones;

_Charcas, Fundada en 1572, es una de las Ciudades más Antiguas del Estado. Ciudad Minera por excelencia.
_ Villa de Ramos, se atribuye a Fr. Jerónimo de Pangua el haber intervenido en la fundación del pueblo en  1608.
_Catorce,  Real de Catorce  era una población minera y actualmente es turística.
_ Ojo Caliente, fue fundado en 1620, por don José Teodoro de Bastidas, dándose el nombre de “Villa de Sacramento o Real de Minas de Ojocaliente de Bastidas”.
_ Salinas, o “Salinas de Hidalgo”, municipio cuna de varios personajes ilustres de la historia de México.

Pese a la riqueza de estas haciendas, cuando sobrevino la Revolución, se sufrió la ruina, la despoblación y la miseria en todos los poblados, pronto aparecieron varios grupos de “revolucionarios”. Acaso el principal de ellos, a principios de marzo de 1914 fue el del entonces coronel Mariano Flores, que comandaba 200 hombres. Después la decadencia y la ruina se apoderaron de lo poco que quedaba de este municipio, fue en la época del funesto cacicazgo “Cedillista”.( Saturnino Cedillo, ex- secretario de agricultura).
En esta zona, se localizan pequeñas franjas montañosas, cuyas alturas varían de los 2.200 a los 2450 metros sobre el nivel del mar, tales como la Sierra El Bozal, o la del Sabino, no existiendo otras de mayor importancia, que ya que la mayor parte de la región es planicie.

También se encuentran en ésta comarca un gran número de lagunas, las que contienen gran cantidad de sales, como la “Laguna El Perdido”, “Santa Clara” y “El Quemado, que en la mayor parte del año se encuentran secas. Los arroyos son intermitentes, no existe ninguna corriente superficial que pueda ser aprovechable, el único recurso es la explotación de mantos acuíferos subterráneos.
De acuerdo al XII Censo General de Población y vivienda del año 2000 efectuado por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, la población de indígenas en el municipio asciende a 32 personas. Su lengua es el “Náhuatl” y en segundo lugar el “ Huasteco”.

Los habitantes de estas tierras se dedican en su mayoría a la agricultura, siendo sus principales cultivos el maíz, el frijol y el chile. La mayoría de estos productos son para autoconsumo. También tienen una amplia ganadería de cabezas de ganado bovino, porcino, ovino y caprino, que les proporcionan leche, carne etc…
Se lleva a cabo también una actividad forestal de productos maderables.
Con respecto a los monumentos históricos y lugares turísticos, el municipio cuenta con el casco de la “ex hacienda de Illescas”. Sus fiestas populares se festejan el 4 de agosto y se lleva a cabo la festividad en honor al santo patrón Santo Domingo. También se tienen como tradición las carreras de caballos y jaripeos (diversión que consiste en montar a pelo varias reses o monturas como un rodeo) durante la fiesta patronal.

Respecto a la gastronomía su platillo tradicional es el conejo “Ixtlero”, los dulces “Charamuscas” regados con Mezcal, pulque y agua miel.
Desde  este humilde espacio, un saludo para todos los “paisanos” del rancho de Illescas, en México.